m.a.g.

“MI VIDA AL PRINCIPIO” de Ana Puentes

Hay cortometrajes que cuando finalizan nos dejan la sensación de una larga historia, algo mucho más extenso e intenso de lo que cabe esperar de tan solo 15 minutos de metraje. Eso me ha ocurrido con Mi vida al principio, de la cineasta Ana Puentes Margarito, proyecto candidato al Goya al Mejor cortometraje de ficción, que hasta ahora ha estado nominado en una veintena de festivales nacionales, y quince internacionales. Una espléndida y emotiva historia contada con sensibilidad y elegancia, protagonizada por Daniel Grao y Cosette Silguero.

Ana nos cuenta una pequeña historia con gran trasfondo.

En la celebración del último día del año en el seno de la familia paterna de la protagonista, Roma, una niña de 9 años que adora a su padre y con el que tiene una cercana y especial relación; un hecho aparentemente simple, provoca una desmesurada reacción negativa por parte de Rodolfo, el padre de Roma.  Cuando la niña se viste con un atuendo “masculino” para cantar en la celebración familiar descubrirá la intolerancia de su padre, quien con sus actos causa un gran dolor a Roma.

Hoy tenemos el privilegio de hablar con su directora, Ana Puentes, para que nos cuente algo más de esta pequeña emotiva historia:

 

¿Por qué este proyecto Ana?

“El nacimiento de esta historia tiene que ver lógicamente conmigo como pasa con todas las películas de autor. Yo y otras mujeres, hacemos cine de autor sobre temas de los que hasta ahora no se ha hablado tanto, y a los que no se les ha dado tanta voz. Una de las grandes ignoradas es la infancia, los niños, a quienes se han tratado como seres inferiores, no teniendo en cuenta la capacidad que realmente tienen, ya que son también personas, pero en pequeñito. He intentado transmitir una emoción específica en un metraje corto, el momento en el que siendo niños te das cuenta de que tus grandes ídolos, que generalmente son tu padre y tu madre o uno de ellos, dejan de mirarte con los mismos ojos. He querido capturar esa sensación en el momento en el que un pequeño ser de 8 o 9 años es rechazado, hecho que cambia la vida y el futuro de ambos personajes, marcando así la adolescencia y la madurez.  En el caso de la película son Roma y su padre”

¿Crees que hemos evolucionado en la tolerancia, especialmente como padres y madres?

 

“Afortunadamente nosotros pertenecemos a una nueva generación porque la generación de nuestros padres no recibió una educación emocional respecto a la educación de sus hijos. Nuestros padres vienen de un momento social muy complejo en el que prevalecía la supervivencia, aplicándose generalmente un régimen autoritario. Con la siguiente generación, la nuestra, los que estamos siendo padres ahora, eso ha ido evolucionando. Podemos evolucionar gracias al momento social en el que estamos viviendo, dado que hemos dejado de preocuparnos por sobrevivir y le hemos dado importancia a la educación emocional.

En realidad, es la base de todo. La emoción se forma desde los cero a los 6 años, momento en el cual, los niños aprenden y captan todos los códigos sociales y esto los condiciona en su forma de comportarse el resto de su vida.  En el contexto de la película, el fuerte rechazo hacia la identidad de una niña marca definitivamente sus relaciones, porque no se observa al niño como lo que es, sino como el padre quiere que sea.

Entiendo que a veces puede ser muy difícil para los padres ya que nadie nos enseñó educación emocional. Pero también creo que es nuestra obligación como padres intentar hacer ese trabajo; y aunque nos podamos equivocar nuestra labor es observar a nuestros hijos para saber quiénes son esos seres que hemos traído al mundo, no quienes a nosotros nos gustaría que fueran. Eso es lo que intento mostrar en el cortometraje “

En el cortometraje vemos a un padre que quiere mucho a su hija pero que está confundido y aturdido respecto a cómo tiene que comportarse. Parece incluso que huye de sí mismo,  no de su hija, y no sabe muy bien que está pasando.  En realidad, la valiente es Roma, que es la que va tras su padre dispuesta a cambiar por él.

“La niña no está preparada para ese rechazo tan fuerte, y regresa a lo que él quiere para conseguir su abrazo. Intuimos que esa es la primera vez que ella se muestra en público, y este hecho será en un futuro el conflicto de estos dos personajes. El padre no tiene las herramientas emocionales para gestionar lo que le pasa y en consecuencia muestra un comportamiento patriarcal y poderoso, reaccionando de esta manera.  Él no entiende realmente lo que le pasa, dando resultado a una sobre reacción, y haciendo con ese comportamiento un daño tremendo .”

¿Crees que, a veces, los rechazos de los padres a los hijos ante este tipo de situaciones, se producen por no entenderlas, o porque ante el hecho quieran- aunque sea absurdamente-  ahorrarle a sus hijos un dolor pensando que las diferencias serán un sufrimiento para sus hijos y necesitan reaccionar? ¿Cuál es la posición de Rodolfo, el personaje del padre, interpretado por Daniel Grao?

 

“En el corto él ama a su hija, para él ella es perfecta y lo es todo, pero tiene un miedo atroz a algo que él desconoce. Él no es egoísta, sino que es muy primario emocionalmente y no sabe ver cómo es su hija realmente, y qué necesita, y desde luego tiene miedo a que ella no sea aceptada. Además, asumir ciertas cosas requiere una valentía brutal. Yo como madre me he planteado muchas veces que ocurriría si mi peque quisiera algo distinto a lo que se supone que debería ser. Y mi opinión es que debe haber una apertura para poder mostrarle y decirle que le querré como sea, no como yo quiero que sea.  Pero esto requiere de un trabajo personal importante.”

¿Cómo crees que podríamos educar mejor a nuestros hijos, a nuestra sociedad y a nosotros como padres? ¿Crees que se podría hacer algo que no se esté haciendo?

 

“Los cambios conllevan un tiempo social para su aceptación, un tiempo que no podemos manejar.  Yo a veces lo comparo con el feminismo que llevó una evolución y al que sin embargo todavía le queda mucho para instaurarse realmente. Incluso creo que no lo llegaré a ver, porque faltan muchos años para que sea una realidad. Y eso me calma porque  pasa lo mismo con el tema educacional, ya que hasta que la emoción no esté en el centro de la educación, tanto en casa como en los centros escolares, no habrá avances importantes.

Hay que aprender y educar para aceptar todas las diferencias. Y se empieza por los centros educativos.  Hasta que eso no suceda y si seguimos dándoles más importancia a las matemáticas o la física que a la educación emocional será complicado poder hacer cambios reales. Porque, aunque tú como padre lo hagas en casa, si en los colegios no ocurre, eso dificulta que la educación emocional esté verdaderamente en el centro. Yo misma estoy siendo testigo de cómo se está formando en mi hijo su emocionalidad por dentro, sus respuestas. Si el trabajo es combinado desde el aula tendríamos mucho trabajo hecho.”

Este cortometraje es una precuela de un largometraje ¿nos puedes contar algo de ese largometraje?

 

“¡Justo acabo de terminar el guion del largo! Es una precuela. La película trata de los mismos personajes, pero en este caso Roma ya tiene 25 años. Y después de todas las consecuencias y el distanciamiento con su padre se provoca un reencuentro forzado entre ellos dos. La película trata del perdón, el acercamiento, y el reencuentro de estos dos personajes a partir de una distancia muy dolorosa y compleja hasta un acercamiento forzadísimo pero que es inevitable y necesario.  La película trata de Roma y las consecuencias de aquello que pasó en su momento, ahora con 25 años. Es otro momento, y vuelven a acercarse”

Tratas el problema desde el respeto a la infancia desde el tener en cuenta al niño cuando aún es niño, no solamente los problemas que se le pueden causar, sino viendo al niño en sí mismo en su momento infantil, desde la observación y el respeto, intentando ver lo que tienen dentro.

 

“Tenemos que mirarlos y entenderlos, para conocerlos a ellos y enseñarles a que también conozcan y respeten a los otros niños. No es sorprendente y sabemos que los más crueles son los propios niños entre ellos, y me sorprende y asusta esa crueldad, pero de nosotros depende su educación. Son pequeños y no saben gestionar sus emociones. A nosotras cuando éramos niñas nos gritaban y a veces hasta nos pegaban. Sin embargo, ahora nosotras les permitimos hablar, contar, les sostenemos y los acompañamos. Estamos evolucionando, para que ellos sepan que los queremos en todos los momentos, porque es muy bonito poder decir “te quiero cuando estas enfadado, cuando gritas, hagas lo que hagas…te quiero todo el rato”.

Es un regalo que alguien construya una historia con estos temas como lo haces  tú, Ana.  Ver ese tratamiento que haces desde ese punto de vista. Tu mensaje va a llegar a mucha gente. Tu mensaje servirá para cosas. Lo celebro por ti y por los niños.