m.a.g.

ROCÍO BUENO

Rocío Bueno, es fotógrafa y creadora visual, quien a través de sus obras comparte su particular y personal mirada; un mundo interior al cual pudimos acceder en su exposición del Festival Ojos Rojos, donde presentaba su último trabajo fotográfico: Hilo. Allí sus obras nos cautivaron y nos interpelaron de tal manera que sentimos la necesidad de indagar en su universo y su forma de capturarlo con la cámara.

En tu fotografía está muy presente el cuerpo, concretamente el femenino, casi siempre retratado desnudo, cuéntanos sobre tu necesidad de retratarlo.

Somos cuerpo y a través del cuerpo exploramos y descubrimos el mundo. Ser consciente del cuerpo y conectar con él es muy importante para mí. El cuerpo de la mujer ha estado manipulado, mercantilizado, estigmatizado y vilipendiado mucho tiempo. Siempre ha estado expuesto a ser mirado y juzgado, tenemos mucha presión social sobre el mismo y está muy ligado a nuestra autoestima y valoración personal. Siento que tenemos que reconciliarnos con él, naturalizarlo y hablar de él desde otro lugar. Retrato mujeres, porque hablo de mujeres y de nuestros cuerpos.

Predominan las mujeres pero sobretodo las niñas, y veo que ellas aparecen desde hace mucho tiempo.

Trabajo con niñas, sobre todo mi hija porque ella es mi espejo, en ella me miro y me descubro también como niña y conecto con la parte lúdica, con el juego. Con ella exploro la relación madre hija y la maternidad, algo que está en el epicentro de mi trabajo. Crecimiento personal versus maternidad y el equilibrio entre ambos.

¿Te inspiras en la relación con tu propia madre?

La maternidad está muy presente en mi vida y en mis proyectos fotográficos. Mi trabajo Hilo habla de la búsqueda y la construcción de la maternidad, de la relación madre hija y cuestiona el rol que nos auto imponemos de “buena madre”. La relación con nuestras madres nos marca la vida. En mi caso ha sido una relación complicada llena de contradicciones, de amor y dolor. Mi madre murió hace unos años, de repente, quedando pendientes cosas por resolver y conversaciones que estoy llevando a cabo ahora a través de algunos de mis trabajos. Ella está detrás, directa o indirectamente, de muchas de las cosas que hago. A través de mi serie Cocinando con mamá sigo manteniendo conversaciones con ella mientras cocino una fotografía de archivo en la que ella aparece, con alguna de las recetas que aprendí de ella.

Creo que es uno de los vínculos más fuertes que existen, madre e hija,

Estoy muy de acuerdo, matizo, es el vínculo más fuerte, sobre todo para la mujer.

¿Cómo trabajas con las mujeres de tus fotografías? ¿Qué tipo de relación intentas crear con ellas a la hora de retratarlas?

Hay dos líneas de trabajo con ellas, una a través del archivo fotográfico intervenido, donde las intervenciones me sirven para ampliar el significado de las imágenes o retratos, conectar con la mujer que aparece en la foto y entablar una diálogo y una relación con ella a través del gesto de intervenir la imagen y del significado simbólico o metafórico que quiero agregar a la misma.

La otra línea son los retratos o fotografía que realizo, en ocasiones son ellas mismas y otras son mujeres que me sirven para hablar de algún concepto o situación. Por ejemplo en el último trabajo “Tú, yo, ellas, nosotras” trabajé con 12 fotógrafas que a través de un diálogo visual re-interpretan a 12 artistas de las vanguardias europeas del siglo pasado. Para reforzar los diálogos realicé un retrato a cada fotógrafa que luego combiné con uno de archivo de la creadora con la que había dialogado. En estos retratos les pedía que sin dejar de ser ellas mismas, se metieran en los zapatos de la artista del siglo pasado para, desde ese empatizar, hacer un retrato en el que estuviéramos todas.

Veo que en muchas ocasiones no se reconocen los rostros de las mujeres en las fotos, ¿Es algo que trabajas conscientemente?

En el rostro está la identidad y salvo que quiera hacer un retrato con nombre y apellidos, prefiero sugerir y que la/el espectador/a pueda identificarse con la imagen que ve, algo más complicado si aparece un rostro nítido. La ausencia de rostros en ocasiones también habla de la memoria, algo muy presente en todos mis trabajos.

foto de Rocio Bueno

¿De dónde viene el título Hilo?

Hilo alude a dos cuestiones, una como elemento ambivalente que cose, crea tejido, remienda un roto o nos ayuda a salir del laberinto del minotauro, pero que también ata, sujeta o amordaza. Esta misma ambivalencia siento que está en mi forma de vivir la maternidad. Como elemento también hace referencia al linaje y a la leyenda japonesa del hilo rojo que nos predestina a encontrarnos. La otra cuestión es como primera persona del verbo hilar, porque yo con el trabajo Hilo, lo que en definitiva estoy haciendo es un deshilar para volver a hilar.

¿Por qué el color rojo? Parece ser el hilo conductor de toda tu obra.

El rojo es mi color fetiche y una obsesión, siempre me ha atraído mucho. Me atrae su fuerza y su ambivalencia, puede significar cosas opuestas, vida, pasión, acción, valentía, nacimiento, pero también furia, violencia, sangre, menstruación, herida, dolor o sacrificio. Es el color de la sangre que corre por nuestras venas, que solo vemos cuando sangramos. Ese mundo de lo que no vemos pero sentimos también de atrae.

Veo que además aparece en un punto muy concreto de tu trayectoria, ya que antes predominaba el blanco y negro, ¿Cómo nace esto?

El rojo llega a mi vida fotográfica con la muerte de mi madre y con el trabajo Hilo. Surge de manera intuitiva y visceral a la hora de buscarme como madre y como mujer en un momento de dolor y duelo en el que mis cimientos se transforman en agua y barro. Comencé a incluirlo en las fotografías como forma de expresar la potencia de las  emociones que me atravesaban, y ya no he podido desprenderme de él, aunque lo estoy intentando.

Veo que te gusta trabajar el monocroma.

Yo comencé a hacer fotos en blanco y negro, porque me parecía más fácil, y creo que el color hay que saber usarlo, y a mí me distraía. En aquel momento necesitaba hurgar en mi interior a través de las imágenes exteriores que realizaba, sin distracciones (eso no lo sabía entonces). Trabajaba con fotografía de calle, dejándome sorprender por las situaciones que se cruzaban conmigo, fotografiaba solo lo que me emocionaba. Pero en la fotografía de calle no controlas los elementos que surgen y sus colores, y yo necesitaba centrarme en las emociones que suscitaban aquellas imágenes, para lo que era más sencillo eliminar el color. Ahora no me planteo la fotografía sin color, es un elemento que aporta mucho, aunque algunas imágenes sigo viéndolas en blanco y negro.

¿Por qué el uso del negativo? Va apareciendo intermitentemente durante tu obra…

Las imágenes en negativo me ayudan a hablar de lo que ya no está, de lo que no vemos, del paso del tiempo, de la memoria y de la propia fotografía como muleta de esa memoria.

Los elementos de la naturaleza están también muy presentes en tus obras. ¿De dónde nace?

Somos parte de la naturaleza, es nuestro hogar, pero la mayoría de las personas viven dándole la espalda. Yo vivo rodeada de campo y me emociona ver los brotes en primavera y las hojas cayendo en otoño para dejar paso a otro ciclo de vida. Creo que la esencia de la mujer está muy conectada con la naturaleza y yo cada vez lo siento con más fuerza. Somos agua y sin ella no podríamos vivir. También me interesa lo perenne, lo que nos sobrevive, las rocas, las montañas y la tierra que nos rodea.

Foto de Rocío Bueno

En cuanto a las sesiones fotográficas ¿Cuánto te las preparas? ¿Improvisas? ¿Juegas? ¿Planificas?

Me gusta planificar, pero también improvisar, suelo trazar una hoja de ruta pero me dejo sorprender por las circunstancias y el azar. El juego es imprescindible en mi trabajo, y cuando más lo aplico es después de la toma, en la edición o las intervenciones, ahí me dejo llevar por la intuición y las emociones que me despiertan las imágenes, las interrogo y dejo que me cuenten cosas. Juego mucho con ellas. Me encanta el azar y el error y transformar algo que aparentemente salió mal en algo que aporta contenido.

¿Algo más que quisieras compartir con Fantú?

 Lo que más me gusta de la fotografía, o de la imagen en general, es su capacidad desugestión e identificación, por eso trato de crear imágenes abiertas que dejen espacio al que las mira para reflexionar, hacerse sus propias preguntas y encontrar sus respuestas, si es que las hay.

 

 

Words: Alexandra Iglesias

Photography: Rocío Bueno